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KRZYSTOF KIESLOWSKI, un cine para sentir
Krzystof Kieslowski nació en Varsovia el 27 de junio de 1941 en el seno de una familia modesta. En 1957 se inscribió en la Escuela Superior de Técnicas Teatrales de la capital polaca, donde se diplomó en Pintura Escenográfica. Pero el sueño del joven Krzysztof era convertirse en director de escena, para el que necesitaba obtener título de licenciado. Al carecer de éste accedió a las pruebas de selección de lo que temáticamente más se acercaba a la dirección teatral: el cine. En 1965 fue admitido en la Escuela Superior de Cine de Lodz, lugar donde se habían licenciado nombres como Andrzej Wajda o Roman Polanski. Tras realizar varios cortometrajes en 1968 se graduó con un documental titulado ‘La ciudad de Lodz’.

En 1969 entra a formar parte de la WFD (Productora Estatal de Documentales) como ayudante de dirección. El documental ‘La fábrica’, primer trabajo profesional de Kieslowski, tardó en ser exhibido por tener un punto de vista "demasiado cercano al proletario". En 1974 su cortometraje ‘El primer amor’ ganó el Dragón de Oro en el Festival Internacional de Cracovia. En 1975 su primer telefilme titulado ‘El Personal’ le valió el primer premio del Festival de Mannheim (Alemania).

La reputación obtenida con estos trabajos y otras obras, como proyectos televisivos y montajes teatrales, facilitaron el salto al largometraje de Kieslowski. Fue el 1976 cuando estrenó ‘La cicatriz’, filme que obtuvo el primer premio del Festival de Cine de Moscú, galardón que contribuyó a que el director fuera considerado como una de las máximas figuras de la Escuela Polaca de Cine.

Su filmografía comenzó a crecer desde ese momento en interés y calidad. ‘El aficionado’ (1979), ‘Sin fin’ (1985) o ‘El azar’ (1987) fueron un éxito de crítica y público en su país de origen. A finales de los ochenta sus obras ‘No matarás’ (1988) y ‘No amarás’ (1988) conquistaron varios galardones en importantes festivales como Venecia, Cannes o San Sebastián, lo que acercó el cine de Kieslowski al público del otro lado del Telón de Acero.

La serie televisiva ‘El Decálogo’ (1988-1989), basada en los Diez Mandamientos, supuso quizá el mayor reto cinematográfico y vital del realizador polaco. A pesar de estar confeccionada para la pequeña pantalla hay que destacar que ‘El Decálago’ es una obra legítimamente cinematográfica. No en vano dos de sus capítulos (lo anteriormente referidos ‘No matarás’ y ‘No amarás’) fueron estrenados en las salas comerciales y compitieron con éxito en varios festivales.

A principios de los noventa y tras la caída del Telón de Acero del Comunismo Leonardo de la Fuente compró los derechos de muchas de sus películas para distribuirlas en Francia donde, pese a estrenarse con poca promoción y casi simultáneamente, obtuvieron una buena acogida de público y crítica.

Esto hizo que Kieslowski consiguiera la implicación de productoras francesas en sus siguientes trabajos. Así se llevó a cabo ‘La doble vida de Verónica’ (1991), posiblemente su película más poética, un filme rodado a caballo entre Francia y Polonia. Tras este largometraje, premiado en Cannes, el director afrontó el reto final de su carrera: la trilogía ‘Tres Colores: Azul, Blanco y Rojo’, unas películas inspiradas en el ideal galo de libertad, igualdad y fraternidad. El rodaje de estos filmes, realizados en menos de dos años, agotaron física y espiritualmente a Kieslowski.

En 1994, en el Festival de Cine de San Sebastián, donde presentó sus ‘Tres Colores’, confesó que se retiraba del cine. “No abandono el cine en busca de paz para crear, sino buscando la paz para vivir. No haré más películas”, dijo el director polaco.
Dos años después esta afirmación se hizo realidad, ya que el 13 de marzo de 1996 falleció en Varsovia de una crisis cardíaca acaecida durante la convalecencia de una importante operación. Y aunque dejó de rodar Kieslowski nunca dejó de trabajar en nuevos proyectos. Antes de morir ya había escrito junto a su colaborador Krzysztof Piesiewicz los guiones de una nueva trilogía basada en la ‘Divina Comedia’ de Dante: “Cielo, Infierno y Purgatorio”.

Kieslowski, un cineasta que supo manejar los silencios y las miradas de los personajes como pocos, algo tan difícil de sostener en una pantalla, nos deja un legado por revisar constantemente, cada visionado de sus películas es único, como el estado de ánimo del propio espectador que las ve. El propio director polaco habló de su cine con estas palabras: “Mis películas tratan de la absoluta necesidad de abrirse, de comunicarse a diferentes niveles y derribar las barreras de la vergüenza y el sentimiento que nos prohíbe sentirnos vulnerables”.

La película que asombró a Medem: 'LA DOBLE VIDA DE VERÓNICA'
El cine de Kieslowski comenzó a virar hacia un tono más poético y fantástico, siempre dentro de una realidad muy honesta y crítica, a partir de la película ‘Sin fin’ (1985), en la cual entraron a colaborar dos figuras muy importantes en su obra: el guionista Krzysztof Piesiewicz y el compositor Zbigniew Preisner.

Tras una fructífera etapa como documentalista y realizador de ficción en su país natal Kieslowski se instaló en Francia a principios de los noventa, donde desarrolló su segunda y más internacional etapa como cineasta. Ese tránsito de Polonia al país galo está representado por ‘La doble vida de Verónica’, filme de 1991 rodado a caballo entre Cracovia, Lodz y París. En este filme, que podemos calificar de “obra puente”, Kieslowski reúne temas ya tratados en filmes anteriores producidos en Polonia, especialmente en los de ‘El Decálogo’, que luego desplegará intensamente en la ‘Trilogía de los Colores’: el azar en la vida, la muerte y la culpa, el deseo y la ensoñación. Esta película tiene su origen argumental en el capítulo 9 del ‘Decálogo’, en donde aparece brevemente una joven cantante que se debate entre operarse o no de una dolencia cardíaca para seguir dedicándose a la música.

Hay que destacar en 'La doble vida de Verónica' cómo el director nos plantea la narrativa de lo sensorial: los presentimientos y sueños, la figura del doble (y el mito de Doppelgänger), la magia de los objetos comunes... La fotografía y la música crean una atmósfera de terrible belleza durante todo el metraje, haciendo de este filme un hermoso poema donde la protagonista, esa doble Verónica, es interpretada con luminosidad y dulzura por la actriz franco-suiza Irène Jacob, papel que le hizo ganar el premio de interpretación femenina en el Festival de Cine de Cannes.

El propio Kieslowski definió ‘La doble vida de Verónica’ como "un filme que trata sobre la sensibilidad, sobre presentimientos y relaciones que son difíciles de nombrar, que son irracionales". Desde sus primeros trabajos el director forzó al espectador a implicarse en las historias que narraba emocionalmente, sensorialmente y políticamente (este aspecto especialmente en su etapa polaca). Esta forma de implicar al público en sus historias la aprendió a trabajar profundamente en la Polonia comunista, donde la censura era fortísima y los creadores tenían que ingeniárselas para llevar su mensaje, siempre crítico, al espectador sin que “la tijera” cercenara su obra. Así forjó una narrativa muy personal, siempre provocando al espectador a cerrar las ventanas que él abría, a rellenar los huecos de las historias que planteaba con las experiencias vitales de cada uno.

SINOPSIS: Weronika vive en Polonia y tiene una brillante carrera como cantante, pero padece una grave dolencia cardíaca. A miles de kilómetros, en Francia vive Verónica, otra joven idéntica a ella que guarda muchas similitudes vitales con ella, como sus dolencias y su gran pasión por la música. Ambas, a pesar de la distancia y de no tener aparentemente ninguna relación, son capaces de sentir que no están solas. Cuando Weronika muere, durante un recital de canto, la vida de Verónica da un vuelco. Abandona la música, la relación con su padre no es buena y poco después se enamora de un autor de libros para niños que escribe pequeñas historias relacionadas con la misteriosa duplicidad de la joven. Un día, éste descubre, entre las fotos que Verónica guarda de un viaje a Polonia, la clara figura de Weronika al fondo de la imagen.

FICHA TÉCNICA: Dirección: Krzysztof Kieslowski. Guión: Krzysztof Piesiewicz y Krzysztof Kieslowski. Producción: Leonardo de la Fuente. Música: Zbigniew Preisner. Fotografía: Slawomir Idziak. Montaje: Jacques Witta.

REPARTO: Irène Jacob (Weronica / Verónica), Philippe Volter (Alexander), Aleksander Bardini (director orquesta), Wladyslaw Kowalski (padre de Weronika), Jerzy Gudejko (Antek), Sandrine Dumas (Catherine), Claude Duneton (padre de Verónica), Gilles Gaston-Dreyfus (Jean Pierre)...
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